¿Cómo está tu corazón?

¡Dios es tan bueno! Si pudiéramos entender cuan bueno es Dios, no dejaríamos que la angustia gane nuestro corazón. Cuando conoces el amor de Dios no quieres fallarle, es una relación. El infierno se maneja con el terror, pero en el cielo es por amor.

Querer agradar a Dios es retornarle por lo que hizo por nosotros. El no fallarle es un agradecimiento de lo que Él hace por nosotros.

Dios dice que debemos amar con todo el corazón. Debes preguntarte dónde está nuestro corazón, Dios dice que debemos amar con todo el corazón. La batalla espiritual no tiene que ver con tus riquezas, ni con tu salud, sino con tu fe de Dios.

 

Satanás intenta amargarte, frustrarte, para alejar tu corazón de Dios. Si el corazón es incorrecto, no importa lo que hagas, lo que importa es el corazón. El ser es el corazón.

¿Cómo está tu corazón?

Si tu corazón está herido, tu ser está herido, y vas a funcionar en forma de lo que eres. Por eso se ensaña satanás en herir tu corazón.

Dios busca de nosotros nuestro corazón, lo que Dios busca de ti no es tu dinero, tu riqueza, sino tu corazón. Cuando el corazón es correcto, se vuelve generoso, perdonador, porque se sanó.

La neurociencia estudia cómo funciona internamente, el corazón tiene 40.000 neuronas como tiene el cerebro, que hacen que los sentimientos residan en gran parte allí. Por eso algunas veces cuando te dicen algo, dices “me duele el corazón”.

Los sentimientos no son buenos o malos, sino las reacciones que tomes ante las situaciones que se te presentan y motivan esos sentimientos. El enojo como sentimiento es una reacción de defensa ante un peligro.

La biblia te permite airarte, pero no que peques. El enojo es un impulso físico o químico que anula la razón. Ese impulso debe durar unos segundos, a lo sumo hasta que finalice el día. Puedes tener una reacción, pero no debes mantenerla. No debe ponerse el sol sobre tu enojo, hasta el atardecer, debes dejar ir el enojo para que satanás no tome ocasión con ese sentimiento y te haga pecar. Puede venir ese sentimiento, pero lo que hagas con él, es el tema

Las personas que viven enojadas, es porque hay en ellas un problema. Explicarle a alguien enojado es poner leña en el fuego, debes esperar que se apague ese sentimiento que anula su razón, debes hablar suave, debes aplacar.

Si hay enojo en el corazón, no podrás discernir la palabra, si hay deseo de pecar, no puedes discernir la palabra.

Pregúntate a ti mismo, ¿cómo está tu corazón?

El corazón es el centro del ser y es el que conecta al hombre con Dios. De acuerdo a como reaccionas, está la influencia de Dios o de satanás. Dios dice “hijo mío dame tu corazón” y cuando el hombre puede dar el corazón a Dios, se conecta con Él, “No endurezcas tu corazón” dice la biblia.

Es el corazón quien toca el corazón de Dios. En el corazón puede habitar la integridad, es una actitud del corazón, yo decido ser íntegro. La decisión que uno toma es la que nos define. Si hay decisiones que son incorrectas y lo sabes, pero tu sentimiento dice que no te preocupes, está bien hacer lo malo. Entonces comienza a ensuciar tu corazón, de la pureza, del amor, de la santidad, entran las opciones que no son de Dios.

Ahora te dicen que podés sentir y hacer lo que querés, no importa el cuerpo en el que naciste, apagan la voz de la conciencia, pero no apagan las neuronas del corazón, pueden sentir, pero jamás podrán sentir el amor que Dios da, porque Dios es amor.

Cuando ponemos el corazón en las manos de Dios, puedes agregar lo que Dios te da.

La ley natural no anula la ley superior que es la palabra de Dios.

¿Cómo está tu corazón? Bienaventurados los de limpio corazón, porque verán a Dios. Si no puedes ver a Dios, te falta limpieza, si el corazón se limpia, puedes ver a Dios.

Al ver Dios que no podíamos verlo, envió al Único que podía sanar el corazón, por eso envió a Su único hijo, cuando lee el libro de Isaías, "me ha ungido Jehová para vendar las heridas del corazón, para sanar esas heridas".

Es tanto lo que satanás se encargó de oprimir, ensuciar el corazón, que Dios debió enviar a su hijo y a su Espíritu, porque es el único que puede entrar al corazón

Solo se puede cambiar la conducta si el corazón cambia. No tiene que ver con el cerebro, tiene que ver con el corazón.

La promesa del Padre, a través de Exequiel 34 es que nos daría un corazón nuevo, “y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra….”

Dios le dice, tratamos de educar su corazón que no funcionó, hay que circuncidar la carne, voy a quitar el corazón de piedra, les haré un trasplante celestial. Dios puede hacer un trasplante de corazón celestial. Cuando conoces a Jesús, Dios te da un nuevo corazón

El Espíritu de Dios revela el amor del Padre, cuando Jesús estuvo en la cruz, entregó hasta la última gota de Su sangre, ese nuevo pacto es “Yo haré un nuevo pacto, les daré un nuevo corazón…”

Jesús dio su última gota de su mismo corazón, pero Su sangre de su corazón, limpia el nuestro, nuestra decisión es la que marcará nuestro destino, Jesús lo hizo todo. Jesús pagó el precio.

Nosotros mantenemos en el corazón muchas cosas, pero nuestra decisión de darle nuestro corazón, eso significa entrega todo lo que te ha hecho doler el corazón, los recuerdos el pasado, lo que ha quedado por años, el dolor está allí. Si en navidad el corazón no se limpió ni se arregló, no importa lo que comas, debes cerrar bien cada etapa de tu vida, con el corazón limpio, sin enojos.

Cuida tu corazón, por eso la biblia dice que sobre todas las cosas que tenga que guardar, “guarda tu corazón”

No termines el año con el corazón sucio, límpialo, es el mejor regalo, deja el pasado, toma una decisión de perdonar, deja ir el dolor, líbrate, vive con Jesucristo y todas las bendiciones vendrán. Sírvele la mesa aun a quien te ha maldecido, perdona, limpia tu corazón, no importa lo que te hicieron, permite que Dios te de un corazón nuevo, deja ir el dolor.

 

-Pastor Robert Acosta, Centro Cristiano de Avivamiento, Resistencia, Chaco, Argentina

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