Hacer las cosas bien, trae paz

Haría falta volver a analizar el significado de la palabra “pecado”. Para mucha gente esa palabra tiene una connotación de castigo. “No hagas tal cosa porque es pecado y Dios castiga”.
 
Sin embargo, el Señor puntualiza e identifica al pecado no con intención de castigo, sino de cuidado, de protección. “No hagas tal cosa porque te hará mal, te perjudicará”. Es otro enfoque.
 
 
Vivir en integridad no es un sacrificio. Al contrario, es una gratificación. Porque hacer las cosas bien trae paz.
 
 
 
Cometeremos errores hasta el último día de nuestra vida. No siempre podremos frenar los embates de la carne, ni las tretas del diablo o las influencias del mundo. Pero lo que Dios busca es un pueblo que haya decidido honrarlo con un nuevo estilo de vida, en donde el amor, la honestidad y las buenas obras ocupen el primer lugar.
 
El Señor busca un pueblo que esté mucho más allá del maquillaje externo. Que abandone la religión y comience a practicar una verdadera relación con él. Que entienda que él no mira las apariencias sino las intenciones del corazón.
 
 
Porque cristianismo no es atenerse a una larga lista de prohibiciones. No es convertirse en esclavo de un reglamento. Es amar a Dios. Y los que aman a Dios le obedecen. Es amar a la gente…
 
 
Es, en definitiva, disfrutar la libertad que produce el vivir sin trampas.
 
Por Marcelo Laffitte

Suscríbete a nuestro boletín de novedades

Te vamos a comunicar lo más destacado.
Solo una vez por semana te enviaremos notas seleccionadas de nuestra web.