Dios piensa muy distinto que nosotros

En la iglesia estamos acostumbrados a valorar a las personas por el aporte que hacen a nuestras vidas. Si nos bendicen porque son sabios, o buenos, o correctos, o reservados y nunca andan en chismes ni en líos, las apreciamos. Si son difíciles tratamos de evitarlos.

Pero Pablo dice algo novedoso y hasta extraño en 1 Corintios 12:22: “Antes bien los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios”.

Quiere decir que con esa forma de medir a las personas que yo contaba al principio, estos “hermanitos complicados” ¡no parecen los más necesarios! Al contrario, parecen los menos importantes. Y hasta nos gustaría que un día no muy lejano se vayan a otro lado y nos dejen tranquilos.

Para nuestra tabla de valores, los verdaderamente necesarios son el pastor, los ancianos, los diáconos, los músicos… ¡Ellos sí sirven a la congregación con sus dones y talentos!

No me canso de comprobar qué lejos están nuestros pensamientos de los del Señor. Es como que no alcanzáramos a interpretar el sentido de este pasaje: «Mis pensamientos no se parecen en nada a sus pensamientos—dice el Señor—.Y mis caminos están muy por encima de lo que pudieran imaginarse. Pues, así como los cielos están más altos que la tierra, así mis caminos están más altos que sus caminos y mis pensamientos, más altos que sus pensamientos”. (Isaías 55:8-10 Nueva Traducción Viviente)

Hay una diferencia tan grande entre nuestra forma de evaluar y la del Señor. Veamos algunos ejemplos:

Nosotros decimos: “¡Qué espiritual…habla tan bien!” ... Dios, en cambio, dice: “¿Habrá aprendido a perdonar?”

Nosotros decimos: “¡Se sabe toda la Biblia!”.... Dios se pregunta: “¿Tendrá suficiente amor?”

Nosotros afirmamos: “¡Cómo trabaja para la Obra!”... El Señor dice: “¿Estará atendiendo a su familia?”

Es que nosotros generalmente juzgamos por lo de afuera, por lo que se ve. Dios mira adentro, en la usina de las intenciones.

La única manera de entender lo que dice Pablo en 1 Corintios. 12:22 "Antes bien, los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios"; es ubicándonos en su perspectiva que está en otro carril muy diferente, a evaluar por lo que las personas nos pueden dar a nosotros. Pablo pensaba que estos hermanitos son necesarios por lo que nosotros nos vemos obligados a darle a ellos. 

Son hermanos que precisan ser tratados con una cuota extra de ternura y de paciencia. ¿Parece una tontería no?

Pero no lo es: El Señor, guiado por su maravillosa sabiduría, sabe que la única manera de enseñar verdadero amor y genuina compasión es colocando en medio de nosotros a personas que necesitan ese amor y esa compasión.

No se junte siempre con los “fuertes” de la iglesia, procure a partir de hoy dedicar más tiempo y esfuerzo a los que menos parecen merecerlo.

Y sentirá en su piel la sonrisa de Jesús. Hay hermanos que todo lo que necesitan es un abrazo.

Por Marcelo Laffitte

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