Si quieres alcanzar tu milagro, primero debes dejar que suceda en tu corazón. Incluso, en ocasiones, cuando el milagro sucede en el corazón, verás que lo que tanto querías, no era lo que necesitabas y terminas entendiendo que no era la voluntad de Dios.
A muchas personas una enfermedad física les ha salvado el alma (como la mujer del flujo de sangre), otras han encontrado a Jesús en medio de una quiebra económica o ruptura amorosa. ¿Entonces Dios nos hace sufrir? No, este mundo por su naturaleza pecaminosa es un mundo de aflicción, pero Dios sabe cómo usar lo que nos acontece para cumplir sus propósitos eternos en nosotros.
Cuando Lázaro murió, antes que Jesús lo resucitara tuvo que pasar un milagro en el corazón de Marta. Había perdido la esperanza, pero Jesús le dijo: "No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios". Esa fe fue pulida y fortalecida a través de la muerte de Lázaro.
¿Estás dispuesto a dejar que Jesús haga primero el milagro en tu corazón?
Bendecido Día...!!!!