Una novia, a la que amaba mucho, me confesó que ya no me quería como antes, que en realidad se había enamorado de otro muchacho y que daba por finalizada nuestra relación en ese mismo momento. ¡Cuánto dolor! Recuerdo que me volví a casa caminando lentamente, con los ojos empapados y un nudo en la garganta.
