Nehemías sabía para qué se levantaba cada mañana. Y al llegar a la noche, podía evaluar si había sumado o no ese día en lo que se había propuesto. Su meta estaba muy definida.
El rey le preguntó: ¿Qué quieres que haga?... En la palabra de Dios en Nehemías 2.5 le respondí: “Si a Su Majestad le parece bien, y si este siervo suyo es digno de su favor, le ruego que me envíe a Judá para reedificar la ciudad donde están los sepulcros de mis padres”.
Nehemías dijo: Nací para levantar un monumento. Para levantar los muros de la derrota, la humillación, el fracaso, la vergüenza y la desobediencia de Israel. Sabía para qué se levantaba cada día y podía evaluarse cada noche. Nadie pudo hacerlo por mucho tiempo y aparece Nehemías y lo logra con éxito.
Te pregunto: ¿De qué se trata tu vida? ¿Para qué naciste? ¿Cuáles son tus metas? Si fuese este un examen donde en tres renglones tenés que escribir de qué se trata tu vida. ¿Para qué vivo? ¿Para qué hago lo que hago?
Si yo no sé para dónde voy, no sé qué colectivo tomar. Si vamos para algún lugar, sabemos qué colectivos van para allá y cuáles no. Pero cuando uno no sabe para dónde va, todo es bueno y también todo puede ser malo.
Una de las amenazas para no cumplir las metas es NO saber decir NO.
Supongamos que ya sabemos qué queremos, pero si no tengo el carácter firme para no saber decir NO a muchas cosas, cuando no sé priorizar, no voy a lograr nada.
¿De qué se trata tu vida?
Si alguien quiere tener éxito necesita tener una meta definida, y la indefinición nos está matando a muchos de nosotros. Hay momentos en que tenemos que definirnos.
Estos tiempos son tiempos de definición. Basta de tibiezas, basta de grises, basta de estar a la defensiva siempre. Hay senderos que debemos tomar y caminar por ellos.
Pr. Claudio Claus Centro Cristiano Puerta Abierta