La palabra de Dios en Eclesiastés 7:1-4 dice: “Vale más una buena reputación que un perfume costoso. Y el día que morimos es mejor que el día que nacemos. El que es sabio piensa mucho en la muerte, mientras que el necio solo piensa en divertirse”.

El sabio rey Salomón te invita a vivir preparándote para la vida eterna. La muerte física no es el fin, sino el paso a la eternidad.

Al pensar de esta manera, todo lo que haces adquiere otro significado. Ya no vives más para satisfacer tus deseos egoístas y pecaminosos, sino que te entregas al Señor para hacer el bien y recibes como regalo la vida eterna.

Ora así: Padre Dios, gracias por recordarme que estoy caminando hacia la eternidad. Te pido perdón por mis pecados, me entrego a Ti, recibo por gracia salvación eterna. Ayúdame a hacer siempre el bien. En el Nombre de Jesús amén.
¡Bendecido Viernes!