San Marcos 10:50-52: “Bartimeo echó a un lado su abrigo, se levantó de un salto y se acercó a Jesús. ¿Qué quieres que haga por ti? preguntó Jesús. Mi Rabí, dijo el hombre ciego, ¡quiero ver! Y Jesús le dijo: Puedes irte, pues tu fe te ha sanado”.
Bartimeo sabía que ese era el día para ser sano, y no podía perder la oportunidad, y clamó con fe hasta que Jesús lo escuchó, fue a él y recibió la vista que necesitaba.
Identifica tu necesidad y no dudes en clamar, ¡hoy es también tu día de bendición!
Ora así: “Padre Dios, yo también necesito un milagro, y creo que hoy es mi día de bendición. ¡Jesús, ten Misericordia de mí!” Amén.
¡Bendecido Miércoles!