No creas a todos, créele a Dios

Sólo Dios conoce los corazones y las intenciones de las personas que nos hablan, y muchas veces esas palabras están “teñidas” de maldad o son “usados” para lastimarnos. Aún dentro de la propia familia o amigos pueden contarnos las cosas tergiversadas. Por eso, Dios nos recomienda que “sobre toda cosa guardada, guardemos nuestro corazón” para evitar caer en engaños y mentiras.

Génesis 37:31-34 “Tomaron la túnica de José y la mancharon con la sangre de un cabrito que mataron; luego se la mandaron a su padre, con este mensaje: Encontramos esto. Fíjate bien si es o no la túnica de tu hijo. En cuanto Jacob la reconoció, dijo: ¡Sí, es la túnica de mi hijo! Algún animal salvaje lo hizo pedazos y se lo comió. Entonces Jacob rasgó su ropa y se vistió de luto, y por mucho tiempo lloró la muerte de su hijo”.

Así como Jacob estuvo años llorando por un hijo que estaba vivo, muchos terminan atormentados por lo que ven y escuchan.

Cuando te digan que no hay solución, que todo está terminado, creé que en Dios siempre hay salida y jamás te des por vencido.

Orá así: Padre Dios, perdón por creer en lo que ven mis ojos y escuchan mis oídos. Hoy decido creer en tu Palabra que siempre me llena de esperanza.

En el Nombre de Jesus, amén.

¡Bendecido Martes!

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