Génesis 37:31-34 “Tomaron la túnica de José y la mancharon con la sangre de un cabrito que mataron; luego se la mandaron a su padre, con este mensaje: Encontramos esto. Fíjate bien si es o no la túnica de tu hijo. En cuanto Jacob la reconoció, dijo: ¡Sí, es la túnica de mi hijo! Algún animal salvaje lo hizo pedazos y se lo comió. Entonces Jacob rasgó su ropa y se vistió de luto, y por mucho tiempo lloró la muerte de su hijo”.

Así como Jacob estuvo años llorando por un hijo que estaba vivo, muchos terminan atormentados por lo que ven y escuchan.
Cuando te digan que no hay solución, que todo está terminado, creé que en Dios siempre hay salida y jamás te des por vencido.

Orá así: Padre Dios, perdón por creer en lo que ven mis ojos y escuchan mis oídos. Hoy decido creer en tu Palabra que siempre me llena de esperanza.
En el Nombre de Jesus, amén.
¡Bendecido Martes!