Salmos 3:4-5 “Clamé al Señor, y él me respondió desde su monte santo. Me acosté y dormí, pero me desperté a salvo, porque el Señor me cuidaba”.
Muchas veces, el rey David sufrió amenazas de muerte que con sus fuerzas no podía superar, y por eso aprendió a clamar a Dios, de tal manera que hasta podía dormir tranquilo.

¡Tú también tienes que aprender a descansar en Dios aun en medio de las peores circunstancias! Pronto llegará el día en que despertarás viendo la salvación de Dios.

Ora así: Padre Dios, aunque no veo todavía tu respuesta sé que me estas escuchando, y por eso decido descansar en Ti, esperando tu salvación y ayuda. Te lo pido en el Nombre de Jesús, amén.
¡Bendecido viernes!