La palabra de Dios dice en Salmos116:1-4 “Amo al Señor porque escucha mi voz y mi oración que pide misericordia. Debido a que él se inclina para escuchar, ¡oraré mientras tenga aliento! La muerte me envolvió en sus cuerdas; los terrores de la tumba se apoderaron de mí. Lo único que veía era dificultad y dolor. Entonces invoqué el nombre del Señor: ¡por favor, sálvame!”

Hay situaciones límites, cuando ya nadie te puede ayudar, donde tu vida, tus negocios, tu familia está en riesgo. Sólo te queda una opción: orar a Dios. Siempre está dispuesto a extender su misericordia, porque como Padre nunca dejará de ayudar a sus hijos.

Solo tienes que orar pidiendo que salve tu vida, creyendo que está a tu lado escuchándote.

Ora así: Padre Dios gracias por ser bueno y misericordioso, y por eso, como el salmista, te pido ¡Sálvame! Te lo pido en el Nombre de Jesús, amén.
¡Bendecido Martes!