Pero sabemos que no es un milagro el que transforma nuestras vidas, sino el Hacedor de Milagros, cuyo nombre es Jesús.
Hay milagros de sanidad que nos marcan y que muchas veces nos dejan atónitos. Este es el poder de Dios, que se refleja en cada testimonio, como el de Daniela, que cuando muchos pensaban que estaba muerta, Jesús tomó de su mano y le dijo como a la hija de Jairo: “Niña, a ti te digo, levántate” (Marcos 5:41).
En 2019 ella experimentó una situación única. Sufrió un grave accidente en motocicleta.
Su cuerpo estaba muy herido y lo más grave era su cabeza, que había golpeado de manera terrible en el asfalto. Al llegar al lugar y verificar el estado en el que se encontraba, los médicos que estaban en la ambulancia, lamentablemente no le daban esperanzas.
Ya no tenía señales de vida y los profesionales de la salud decían “está muerta”.
Decidieron poner su cuerpo en la bolsa negra que se usa para los muertos, confirmando que Daniela estaba sin signos vitales.
En ese momento, su hermano y su cuñada, que asisten al Centro Cristiano de Avivamiento, creyendo en que solo un milagro de Dios, podría revertir esta triste situación, empezaron a clamar al Señor.
Inmediatamente, pidieron a la Iglesia apoyo en oración y todos juntos pedían a Jesús por la vida de Daniela.
Ellos creían y declaraban la promesa: “Cree en el Señor Jesús, el Cristo, y serás salvo tú, y tu casa” (Hechos 16:31)
Y la oración es poderosa, Dios se manifestó siempre respondiendo a ella.
Al momento de cerrar la bolsa donde la pusieron a Daniela, apareció por milagro de Jesús, un médico y solicitó que le hagan cinco veces reanimación cardiopulmonar (RCP).
Inmediatamente, luego que terminaban con la última reanimación, la joven empezó a respirar. De manera sorprendente, ocurrió el milagro.
Dios sopló aliento de vida en el espíritu y su cuerpo revivió.
Luego el Señor siguió obrando, demostrando una vez más que Él nunca se conforma y quiere que cada milagro se multiplique.
La joven debía recuperarse de los fuertes golpes que sufrió en su cabeza y fue por eso, que su estado de salud seguía siendo complicado. Al llegar al Hospital Perrando, la trasladaron a Terapia Intensiva.
Allí, estando en coma, los médicos decían a sus familiares que ella iba a sufrir muchas secuelas y que no sería fácil que pueda salir de la situación.
Era un proceso, y como tal, cada paso era importante pasarlo en oración y clamor. Su hermano seguía firme en la fe, sabiendo que el Dios que la rescató de la muerte, también la sacaría de esta situación, confirmando así el milagro completo.
Y así fue, Jesús una vez más se apareció en la vida de Daniela y revirtió todo diagnóstico.
Su cuerpo, para la Gloria de Dios, estaba sano, y su recuperación fue de milagro en milagro.
Hoy, ella disfruta de una nueva oportunidad, sabiendo que Su Creador le regaló una nueva vida.
