Todos los días, desde hace más de treinta años, cumplimos con Hilda mi esposa, un rito casi “sagrado”: tomar mates a la tarde. Si dijera que esa cálida infusión es nuestra merienda, le estaría quitando la calidad y la importancia que realmente tiene. Verdaderamente es un momento muy especial.El encargado de esta agradable faena soy yo.