¡Me quemo Señor!

 Leí aquella frase en un libro y me causó mucha gracia. Decía: “El creyente es como un saquito de té...no sirve para nada, mientras no pase por el agua hirviendo”.

¡Qué ejemplo tan extraño y original! La verdad es que nunca se me hubiese ocurrido compararme con un saquito de té.

Ahora, al entenderlo, reconozco que esto es así. Cada vez que sumerjo uno de ellos en agua hirviendo (y en realidad lo “torturo” porque me gusta el té bien oscuro) me da la impresión que me grita: “¡Me duele! Me quemo!” pero no tengo cómo consolarlo, lo único que encontraría para decirle sería: “Perdóname, pero solamente si pasas por agua caliente podrás ser útil”.

Cada día me veo más parecida a un saquito de té. Cada vez que el Señor me hunde en el horno de la prueba (1 Pedro 1:6,7) le grito: “¡Sácame que me quemo, me hace mucho daño, sácame!”, y Él, con su infinito amor me responde:

“¿Sabes qué sucede Hilda? Si no pasas por el fuego no sirves para nada”

Entonces cuando el agotamiento, los fracasos, los problemas económicos y las frustraciones de todo tipo parecen derrumbarme, cuando el agua hirviendo de las pruebas le dicta a mi mente: ¡Basta, basta!!, miro a los saquitos de té allí en su caja y los veo inútiles, inservibles. Y es allí donde surge de mi corazón un grito: “¡Señor, no importa cuánto me queme, quiero serte útil!”

1 Pedro 4:12 nos arroja claridad: “No se sorprendan cuando el fuego de la prueba llegue a vuestras vidas. No piensen que algo extraño les está sucediendo. Cuando les ocurra esto, llénense de gozo...

...Porque el Señor, en otro acto de amor, está sacándonos de la sequedad para sumergirnos en una vida fértil y llena de propósito”

Por Hilda Laffitte tomado de su libro “Collar de perlas”

Editora del Sitio
"Te haré entender y te enseñaré el camino en que debes andar. Sobre ti fijaré mis ojos..."

Suscríbete a nuestro boletín de novedades

Te vamos a comunicar lo más destacado.
Solo una vez por semana te enviaremos notas seleccionadas de nuestra web.