El pulido no siempre es fácil. A veces duele, cuando Dios permite situaciones que nos confrontan o personas que sacan a la luz lo que hay en nuestro corazón. Sin embargo, esos momentos no son castigos, sino oportunidades de transformación. Cada dificultad, cada corrección, cada proceso es parte del trabajo paciente de Dios para hacernos más semejantes a Cristo.
Cuando una piedra es pulida, no se destruye, se perfecciona. Así ocurre con nosotros cuando el Señor nos trata. Él usa el fuego de las pruebas para purificar nuestra fe, la presión de las circunstancias para fortalecer nuestro carácter, y el paso del tiempo para desarrollar nuestra madurez. Todo lo que permite tiene un propósito, que reflejemos su luz en medio de la oscuridad.

Muchas veces pedimos a Dios que nos use, pero olvidamos que antes de brillar debemos ser pulidos. El brillo no viene del esfuerzo propio, sino del trabajo del Espíritu Santo en nosotros. Cuando nos rendimos a su voluntad y permitimos que nos forme, entonces comenzamos a resplandecer, no con nuestra luz, sino con la de Cristo en nosotros.
Quizás hoy estás atravesando un proceso difícil y no entiendes por qué. No te desesperes; estás en las manos del Maestro. Él está puliendo tu vida para hacerte brillar. Cada lágrima, cada espera y cada prueba están contribuyendo a tu transformación. Permanece confiado, porque el resultado será hermoso.
CENTRO CRISTIANO PUERTA ABIERTA
Sáenz Peña - Chaco


