Sabes, pero no lo haces

Jesús acababa de darles a sus discípulos una de las lecciones más profundas de humildad: se levantó de la mesa, tomó una toalla y les lavó los pies. Luego, mirando a cada uno de ellos, concluyó con estas palabras: “Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciéreis” (Juan 13:17). En la versión NVI está aún más clara: “Dichosos seréis si lo ponéis en práctica, ahora que sabéis estas cosas”.

 

El Señor estaba dejándoles, también, una clara enseñanza sobre el servicio. La enseñanza es clara: no basta con saber lo que es correcto, hay que hacerlo. El conocimiento, sin obediencia, se queda corto, se queda vacío. La verdadera bendición llega cuando lo que hemos aprendido pasa de la cabeza al corazón, y del corazón a las manos.
 
Hoy, como ayer, el Señor nos recuerda que la felicidad y la plenitud no están en acumular saber, sino en vivir lo que Él nos enseñó: servir, amar, perdonar, ser humildes y compasivos. Yo lo digo continuamente en mis columnas: “Madurez no es aprender cada día una cosa nueva de la Biblia…es poner en práctica lo que ya sabemos”. El apóstol Santiago lo dijo de otra manera: “Sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores” (Santiago 1:22). La bendición de Dios se manifiesta cuando la fe se traduce en obras concretas de amor.
 
Veamos algunas cosas que sabemos pero no hacemos (y lo digo por mí también):
PERDONAR SIEMPRE. Sabemos que Jesús nos mandó perdonar “setenta veces siete” (Mateo 18:22), pero preferimos guardar rencores pequeños que con el tiempo se vuelven grandes muros.
 
ORAR SIN CESAR.
Sabemos que debemos vivir en comunión con Dios a través de la oración (1 Tesalonicenses 5:17), pero a menudo la dejamos relegada a un último recurso en vez de ser nuestra primera respuesta.
 
AMAR A NUESTROS ENEMIGOS.
Sabemos que Jesús nos ordenó: “Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen” (Mateo 5:44), pero casi nunca damos ese paso de orar sinceramente por quienes nos lastiman.
 
NO AFANARNOS POR EL MAÑANA.
Sabemos que la Biblia dice: “Basta a cada día su propio mal” (Mateo 6:34), sin embargo, la ansiedad y la preocupación se llevan buena parte de nuestra energía.
 
DAR GRACIAS EN TODO.
Sabemos que 1 Tesalonicenses 5:18 nos llama a dar gracias en todo, pero solemos quejarnos con facilidad cuando algo no sale como esperamos.
 
PONER A DIOS EN PRIMER LUGAR.
Sabemos que Jesús dijo: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia” (Mateo 6:33), pero en la práctica muchas veces priorizamos el trabajo, el dinero o los proyectos personales antes que la comunión con Él.
 
En resumen: el gran desafío no es conocer más, sino vivir lo que ya conocemos.
 
La felicidad prometida en Juan 13:17 no está en la teoría, sino en la obediencia. Repitamos eso desde otro ángulo: La vida cristiana no consiste en estudiar la Biblia para sacarnos una buena calificación, para aprobar un examen teórico, sino que es un camino de obediencia.
 
Cada vez que practicamos las enseñanzas de Jesús, nos volvemos bienaventurados (que significa mil veces felices). Porque la verdadera dicha no está en lo que sabemos, sino en lo que vivimos.
 
Por Marcelo Laffitte
 

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