Jesús acababa de darles a sus discípulos una de las lecciones más profundas de humildad: se levantó de la mesa, tomó una toalla y les lavó los pies. Luego, mirando a cada uno de ellos, concluyó con estas palabras: “Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciéreis” (Juan 13:17). En la versión NVI está aún más clara: “Dichosos seréis si lo ponéis en práctica, ahora que sabéis estas cosas”.