¿Sabías que la envidia no es un pecado inofensivo? La Biblia lo describe como algo más dañino y devastador que la ira y el furor, dos emociones de por sí muy destructivas. Lo dice de esta manera: “Cruel es la ira e impetuoso el furor, pero ¿quién podrá sostenerse delante de la envidia?” (Proverbios 27:4). Es innegable que todos nosotros, hemos sentido envidia cuando algún amigo o hermano ha recibido honores en lugar nuestro.