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Seguimos a Jesús para alcanzar el perdón de nuestros pecados

El pecado acumula factura, es como una deuda que a medida que pasa el tiempo y no se resuelven se acumulan intereses y se vuelve más pesada.
Lucas 18.10-14: Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano. El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano.
 

 

Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.
Si alguien quiere reconciliarse con el cielo tiene que reconocerse pecador delante de Dios.
 
Notemos que Jesús nunca criticó el estilo de vida de nadie, salvo de los religiosos, a ellos los trató con dureza.
 
Jesús nunca aprobó ni aplaudió el pecado, pero se acercó al pecador para enseñarle el camino hacia un nuevo comienzo, mostrándole su compasión. El no vino para condenar, sino para salvar a todo aquel que lo busque con arrepentimiento y con el deseo de obtener el perdón de sus pecados. No olvidar nuestra condición pecadora, saber que somos débiles ante el pecado y cuánto cada vez más necesitamos caminar cerca de Dios para no desviarnos del propósito eterno en Él.
 
Tómate de la mano de Dios y camina cada momento de este día bajo su cuidado, su sabiduría y el consejo de su Palabra.
 
PALABRAS DE VICTORIA
EQUIPO PASTORAL CENTRO CRISTIANO PUERTA ABIERTA
Saenz Peña - Chaco

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