No entierres lo que Dios te dio

 El temor que paraliza es más destructivo que el fracaso mismo."Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor"(Mateo 25:18 RVR1960).

 

 El tercer siervo no malgastó lo recibido, simplemente lo enterró. Aparentemente fue prudente, sin embargo el amo lo llama siervo malo y negligente (v.26). Porque no actuó. No asumió riesgos, no se comprometió, no valoró la confianza de su Señor. Su motivación fue el miedo (v.25), y el miedo mal gestionado se convierte en desobediencia.

Jesús no está hablando de productividad empresarial, sino de mayordomía espiritual. Lo que se reprueba no es la falta de resultados, sino la falta de acción por desconfianza y temor. La inacción es una forma de rechazo al propósito de Dios.

Pon freno a enterrar los talentos por miedo al juicio, al qué dirán, al error o al fracaso. El Reino de los cielos es dinámico, no pasivo. Dios espera que lo que hemos recibido sea puesto al servicio de otros y del Reino.

Jesús lleva todo temor que impide que desarrolle mis dones o mi propósito...
Amen!!!

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