Una de las armas más grandes que el enemigo tiene contra nosotros es el desanimo, él siempre tratará que veamos todo negro, sin salida y como las respuestas de Dios muchas veces no vienen enseguida, nuestra respuesta es que dejamos de orar y nos llenamos de confusión, perdemos las fuerzas y nos cansamos, entonces el objetivo de del diablo se cumple, porque dejamos de orar. Y el enemigo conoce el poder que hay cuando nos presentamos en oración al Señor.
Seguramente recuerda la historia de Job, un hombre que lo tenía todo, un hombre que la palabra lo describe como un hombre perfecto, un hombre recto, temeroso de Dios, un hombre apartado del mal.
La biblia nos cuenta que tenía siete hijos y tres hijas, era un hombre que tenía muchísimo ganado: 7 mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes, quinientas asnas, y también menciona que tenía muchísimos criados. La palabra dice que era el varón más grande de todo su territorio.
Pero un día se acerca el diablo y comienza a decirle a Dios que Job solo era recto porque Dios siempre lo cuidaba, que Job lo obedecía por puro interés, en otras palabras que Job se comportaba cómo se comportaba solo por las bendiciones que Dios le daba.
Entonces Dios le autoriza al enemigo que toque la vida de Job. Job, pierde todo su ganado, sus hijos pierden la vida, y viene una enfermedad sobre su cuerpo. En el medio de todo esto, su esposa, quien debería ser su pilar, quien lo sostenga en ese momento difícil hace todo lo contrario: maldice la vida de su esposo, sus amigos estaban en su contra y al final de la historia aparece un joven llamado Eliú que empieza a reprender a Job y en un momento le dice lo siguiente hablando de Dios como un Dios omnipotente: Job 33.26 Ora a Dios, y en su bondad Dios te dejará ver su rostro, te devolverá la alegría, y te restaurará a tu estado anterior.
Siempre que busquemos al Señor en oración, él nos devolverá la alegría. Por eso nunca dejes de orar.
PALABRAS DE VICTORIA
EQUIPO PASTORAL CENTRO CRISTIANO PUERTA ABIERTA
Saenz Peña - Chaco