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Si tienes fe, obedeces, si lo haces, recibes las promesas

Desarrolla una obediencia simple y sin vueltas como la del soldado romano: no hace falta que vayas a mi casa solo di la palabra y será hecho. Al oír esto, Jesús se asombró y dijo a quienes lo seguían: —Les aseguro que no he encontrado en Israel a nadie que tenga tanta fe.
Mateo 8.10.
Este hombre aprendió a ser simple, sencillo, a recibir y obedecer órdenes cosa que nosotros lo hacemos complicado muchas veces.
◇La fé y la obediencia están conectados.
◇La fé te conecta con la obediencia y la obediencia se conecta con la promesa.
 
Nosotros esperamos en el poder de Dios. Él espera en nuestra obediencia.
 
 
Toda promesa implica un acto de obediencia nuestra.
 
Deut. 5.32-33 "Mirad, pues, que hagáis como Jehová vuestro Dios os ha mandado; no os apartéis a diestra ni a siniestra. Andad en todo el camino que Jehová vuestro Dios os ha mandado, para que viváis y os vaya bien, y tengáis largos días en la tierra que habéis de poseer".
 
Si obedecemos a Dios las bendiciones nos alcanzan. 
 
Obedecer a Dios es una buena idea. 
 
Obedecer a Dios es de sabios, de prudentes, me beneficia aún cuando no entiendo y aún así obedezco.
 
 
Dios es muy claro en lo que pide.
 
Cada uno en la libertad que tiene, puede hacer lo que quiere con sus mandamientos, pero la desobediencia no nos conduce a nada bueno.
 
Hacer las cosas fuera del marco de lo que Dios nos manda, nos ata.
 
 
La obediencia habilita las bendiciones
Ejemplos:
•No relaciones sexuales fuera del matrimonio.
•El diezmo.
•Devolver con bien, a los que nos hacen mal.
•Ofrecer perdón a quienes nos lastiman.
 
Muchos de los mandatos no tienen sentido común. No tienes que entender algo para beneficiarte de ello.
 
Para beneficiarte solo necesitas confiar. Aunque lo hagas de mala igual te beneficias. No se trata de si quieres o no lo importante es que lo hagas aunque siempre es mejor hacerlo de buena gana.
 
 
Es de sabio obedecer aunque no lo sienta, no lo entienda o me incomode.
 
El inmaduro pone los sentimientos por delante.
 
Si Dios tiene que responder a tus peticiones de acuerdo al ritmo de tu obediencia. ¿Como sería?
 
Muchas veces dilatamos las decisiones excusándonos como los niños: No te escuché, me lo decías a mi?
 
 
Desarrolla una obediencia simple y sin vueltas como la del soldado romano: no hace falta que vayas a mi casa solo di la palabra y será hecho.
Salmos 119. 112 Estoy decidido a obedecer tus mandamientos hasta el final.
 
(Es cuestión de decisión)
 
Pastora Mabel Tolosa de Claus Centro Cristiano Puerta Abierta, Sáenz Peña, Chaco, Argentina

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