Mateos .21: 22 "Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis".

De verdad ¿Querés escuchar la voz de Dios? ¿Vamos a hacer lo que le pidamos? ¿Y sobre todo lo que Él nos pide?.
Consideremos está parábola:
Parábola de los dos hijos y como tales con derechos y obligaciones…. Mateo 21: 28-32 "Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero, le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña. Respondiendo él, dijo: No quiero; pero después, arrepentido, fue. Y acercándose al otro, le dijo de la misma manera; y respondiendo él, dijo: Sí, señor, voy. Y no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre? Dijeron ellos: El primero. Jesús les dijo: De cierto os digo, que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios. Porque vino a vosotros Juan en camino de justicia, y no le creísteis; pero los publicanos y las rameras le creyeron; y vosotros, viendo esto, no os arrepentisteis después para creerle".

Que palabra más contundente. No dice que los hijos pidieron algo, pero si lo que pide el padre, que aguarda una respuesta, actitud y las tuvo a esas dos posibles respuestas, y también las acciones reales que hicieron sus hijos.
Por eso te invito a pensar por un momento, cuántas cosas le pedimos a Dios, pero en el fondo es sólo eso, un pedido y hasta muy pronto, nos olvidamos.

Cuando viene la respuesta, no estamos listos, ni preparados, para hacer lo que nos dice.
También leemos en Santiago 4:3 "Pedís y no recibís, porque pedís con malos propósitos, para gastarlo en vuestros placeres". (No dice que no pedimos).

Lo más importante, está dentro nuestro, las intenciones de nuestro corazón, la realidad de lo que haremos con la respuesta, cuando ésta llegue.
Estoy convencido que nuestro Dios, que nos conoce muy bien, ya sabe lo que haremos o no haremos.
En muchas ocasiones recibimos respuestas instantáneas, porque Dios sabe que eran muy necesarias ya!!. Esas Respuestas, pero en general, si nos ponemos la mano en el corazón, muchas veces nuestro pedido es de labios nada más ya que lo hacemos en un momento especial, quizás de necesidad real, pero lo cierto es que no llegó a nuestro corazón sinceramente, para que Dios obre.
Allí si mire, dice 1 Samuel 16:7 "porque Jehová no mira lo que el hombre mira, pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón".
Él mira la necesidad real, qué haremos con la respuesta, de lo que le pedimos.
Pero la verdad es que a veces, el pedido es por compromiso y entonces la respuesta tarda, es que Dios nos dice, cómo en esa parábola, los hijos no eran malos, pero no tenían la madurez necesaria, ni pensaron lo que el Padre les pidió.
Miremos un poco el contexto de este versículo de Santiago, Santiago 4:1-3 “¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís".
Es terminate, cómo dice que no pedimos,!! si estuvimos pidiendo, pero a veces nos pasa, lo que dice este pasaje, no estamos en condiciones de recibir una respuesta, a veces creemos que, es como un derecho adquirido por haber hecho algo para El Señor, pero entendamos, El mira las intenciones de nuestro corazón y sabe, qué haremos, o no con la respuesta.
Mi hno, el evangelio no solo es lo que Dios hizo por nosotros, sino también lo que Dios hace en nosotros.
Y con nosotros, dijo el pastor Silvoso. "nosotros, sin Dios, no podemos hacer nada, pero Dios sin nosotros, no lo hará" y acá está la respuesta que debemos dar, solo, el pedido, en dependencia de Dios, recibirá la respuesta a la manera de Él. Y lo que haremos con esa respuesta será lo que debe ser.
Debemos evaluar nuestras vidas y ver si la obra de Gracia, de Dios, se da en nosotros.
Es imposible tener el Espíritu Santo morando en nuestras vidas sin que Él no nos cambie, y además con un cambio a la imagen del Señor Jesús.
Una de las obras que Dios hace en nuestras vidas es hacernos mansos y humildes como lo es Él.
Para concluir, hago una pregunta para que nos contestemos a nosotros mismos, cuál será nuestra respuesta? Como los hijos de esta parábola: Si y no o No y si, recuerden que ninguna de las dos estuvo buena, porque fueron hechas sin pensar, estemos atentos a la voz de Dios y dispuestos a cumplirla.
Oramos.
José Quiroga, Primera Iglesia Evangélica Bautista Centro de Restauración, Resistencia, Chaco, Argentina