Si Dios te llama, no dudes

Quiero ayudarte a ti, que estás siendo llamado por Dios a una nueva tarea, secular o espiritual, y no sabes cómo enfrentar los interrogantes que se te presentan. Yo estuve en más de una oportunidad en esa difícil encrucijada. Una vez debí abandonar el cargo de director de un periódico secular muy próspero cuando Luis Palau me propuso trabajar con él.

Me ayudó mucho la figura de Moisés respondiéndole a Dios que le hablaba desde una zarza ardiendo y convocándolo a dejar todo y convertirse en el “comandante“ del pueblo de Israel en su marcha hacia la Tierra Prometida. Me ayudó Moisés respondiendo en un mar de dudas, porque este hombre era igual a nosotros.

“Ahora te enviaré a ti Moisés para que saques a mi pueblo…”. (Éxodo 3:10) Esas palabras impactaron de tal manera a Moisés que, de estar maravillado por la liberación que estaban viviendo, pasó a sentir una profunda sensación de miedo. Todo tipo de excusas comenzaron a formarse en su mente. Y no dudó en expresarlas al Señor. ¿Cuáles fueron las excusas que presentó?

“¿Quién soy yo para que vaya?” (Éxodo 3:11)

“¡No me creerán Señor!” (Éxodo 4:1)

La tercera excusa está en Éxodo 4:10: “Nunca he sido un hombre de fácil palabra, soy torpe de lengua y tardo en el habla”

Y la cuarta objeción, en Éxodo 4:13, es un claro intento de “borrarse”: “Ay Señor…envía a la persona correcta que debes de enviar!”

Quizás usted está siendo llamado a las misiones, o a que deje su actual trabajo secular para tomar otro, o a reducir una parte de su trabajo para dedicarse más a la Obra de Dios. Sea cual fuere su situación, usted debe decidir y ha comenzado a luchar con estorbos mentales como Moisés.

Si observa bien se dará cuenta que todas sus excusas surgen de su propia imaginación: “Quién soy yo…no me harán caso en el desierto…soy tartamudo…”.

Es que la mente humana es casi siempre el mayor campo de batalla cuando hay que decidir si seguimos a Dios o nos quedamos como estamos. Otras veces el diablo nos sopla razones muy sólidas para que nos demos por vencidos antes de empezar.

 

Sé del caso de una joven que debía decidir para un nuevo servicio espiritual y contó que mientras buscaba dirección de lo Alto, soñó una noche que un inmenso muro le impedía avanzar. Cuando estaba a punto de abandonar, oyó la voz del Señor que le decía: ¡Avanza, avanza sobre el muro! Ella hizo caso a Dios y avanzó. Aquella pared se rompió en mil pedazos: ¡era de papel! Satanás se especializa en levantar muros de papel delante de nuestras decisiones.

Tres cositas finales: 1) Dios nunca se equivoca en sus elecciones. 2) El no nos escoge por nuestros talentos sino por nuestra fidelidad y 3) El éxito no depende de nosotros sino de que él vaya con nosotros.

Por Marcelo Laffitte

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