Me impactaba el cuadrito que Luis Palau, con quién trabajé unos años, tenía en su oficina. Allí se podía leer: “La vida en secreto es el secreto de la prosperidad espiritual”.
Todos tenemos una vida en secreto que no conoce nadie, solo nosotros…y Dios. Y las decisiones que tomemos en ese mundillo oculto marcará el grado de nuestro compromiso con el Señor. Como reza el cuadrito de Palau esos valores, esos principios que cultivemos en lo oculto serán el secreto, la clave, la llave de nuestra prosperidad espiritual o de nuestra decadencia.

Un amigo y hermano en Cristo fue a cortarse el cabello y la peluquera, una muchacha joven y muy bella, lo invitó a salir. Su respuesta: “Yo nunca he engañado a mi esposa”, no alcanzó para persuadirla porque la mujer insistió. Me contó él que tuvo una lucha interna muy fuerte, pero que pudo optar por el mejor camino. Y tomó una sabia medida adicional: nunca más volvió a ese lugar.