Dios tiene sus manos en ti

Si visualizamos a Dios como Padre, podemos pensar en Él con sus manos en nosotros, trabajando una y otra vez, mirándonos, acomodando cada cosa de nuestra vida. Entonces entenderemos que cada cosa que nos suceda, ayudará para bien, aunque esa mano nos duela cuando Él interviene.

Jeremías 18.1-6: “Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: Levántate y vete a casa del alfarero, allí te haré oír mis palabras. Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda. Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla. Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo: ¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? Dice Jehová. He aquí que, como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel.”

Hay tres elementos centrales en el texto:

*En primer lugar, el alfarero. El alfarero representa a Dios.

*En segundo lugar, la rueda con la que trabaja. Y la rueda simboliza la vida. Y sobre la rueda de la vida estamos cada uno de nosotros.

*Y, en tercer lugar, el barro con el cual el alfarero está haciendo una vasija. El barro nos representa a nosotros.

-Para algunos, es como que la rueda de la vida ha girado muy rápido.

-Para otros la vida es lenta, es monótona.

-Sin embargo, veo otros que tienen tantos proyectos, tantos sueños por alcanzar que necesitarían que el tiempo de la vida pase más lento y necesitarían un día mayor a las 24 horas.

El tiempo siempre es el mismo, pero según la perspectiva que el ser humano tenga puede parecerle un giro repentino o lento.

- Para otros, como nos pasó a nosotros en este tiempo, la vida da un giro inesperado.

Hay algunos que centran su atención en la rueda, sin embargo, la figura central de aquella revelación no es la rueda, lo que importa es lo que está arriba de la rueda, y es el barro que lo representa a usted y a mí; no importa como gire la vida, en definitiva, los que tenemos que vivirla somos nosotros.

Lo importante de la visión son “las manos” del alfarero. Dice la palabra: Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano...

El mensaje de Dios para Jeremías fue: No importa cuántas vueltas de la vida, no importa cuán flexible seas, no importa simplemente la presencia del alfarero, lo único que interesa son sus manos, si el alfarero ha podido meter las manos en el lodo, sus dedos tocarán la impureza, y aunque nadie sepa ni vea, el alfarero sabe lo que hay dentro de ella, y el buen alfarero dejará que se estropee la vasija para quitar las impurezas y volver a hacerla.

Cuando una persona está en las manos del alfarero, no importan los giros que pueda dar la vida, uno vive seguro. Y aunque de repente una situación te desarme y te quiebre, si estás en las manos del alfarero podés tener la plena seguridad que él te volverá a hacer, te volverá a levantar, te volverá a restaurar, por el sólo hecho de que estás en sus manos.

La realidad es que ni vos ni yo podemos lograr que la rueda de la vida gire de una manera diferente a la que está girando.

Tampoco podemos hacer nada ante la realidad de que somos barro y que por momentos nos quebramos y por otros nos desarmamos.

Pero lo que sí podemos lograr, es que el alfarero ponga sus manos en nosotros. Lo que sí podemos hacer es poner nuestras vidas en las manos de Dios.

Las manos del alfarero palparán nuestras tristezas, nuestros dolores, nuestras frustraciones, nuestras miserias, todas aquellas cosas que le quitan valor y calidad a nuestra vida y seremos transformados en personas nuevas en las manos del alfarero.

Centro Cristiano Puerta Abierta, Presidencia Roque Sáenz Peña, Chaco.

Editora del Sitio
"Te haré entender y te enseñaré el camino en que debes andar. Sobre ti fijaré mis ojos..."

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