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¡Ánimo, hijo mío!

Todos tenemos problemas, angustia, una enfermedad, tristeza, necesitamos saldar una deuda o arreglar alguna relación, y si vemos la palabra de Dios, Jesús nos dice: ¡ánimo, hijo mío!, ponte de pie y vete a tu casa, todo está resuelto, incluso tu vida eterna.

San Mateo 9:2-7: Unos hombres le llevaron a un paralítico en una camilla. Al ver la fe de ellos, Jesús le dijo al paralítico: ¡Ánimo, hijo mío! Tus pecados son perdonados. Y les demostraré que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados: Entonces Jesús miró al paralítico y dijo: ¡Ponte de pie, toma tu camilla y vete a tu casa! ¡El hombre se levantó de un salto y se fue a su casa!

Jesús, el Hijo de Dios, vino al mundo, para perdonar tus pecados y darte vida eterna.

Pero además de tu futuro, quiere solucionar tu presente: darte paz a tu alma, sanidad para tu cuerpo, prosperidad para tu casa. ¡Tu fe en Jesús provoca una transformación total en tu vida!

Ora así: Padre Dios, necesito esa completa salvación; perdona mis pecados, sana mi mente y cuerpo, bendice mi casa. Te lo pido en el Nombre de Jesús, amén.

¡Bendecido sábado!

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