Todo nuevo matrimonio debe dar prioridad a su unión y vivir de acuerdo a los mandatos de Dios.
Aunque todavía pertenecemos a la familia en la que crecimos, al casarnos pasamos a ser uno con nuestro cónyuge y formamos una nueva familia.
Tomaremos nuestras decisiones juntos delante de Dios y buscaremos su voluntad para nuestro futuro y bien común.