Para ganar, debes abstenerte de muchas cosas

Todas las miradas están sobre la selección argentina, nuestros muchachos, en especial en uno, en Messi, quien debió dejar su país, inyectarse todas las noches por meses, perder amigos, familia, pero él tenía algo en claro: quería ser jugador de fútbol y ayer fue consagrado el mejor de todos los tiempos.

1 Corintios 9:24 “¿Acaso no saben ustedes que, aunque todos corren en el estadio, solamente uno se lleva el premio? Corran, pues, de tal manera que lo obtengan. Todos los que luchan, se abstienen de todo. Ellos lo hacen para recibir una corona corruptible; pero nosotros, para recibir una corona incorruptible.”

Ayer se jugó la final de la Copa Mundial de Fútbol. Compitieron muchos, pero uno solo se llevó el premio mayor. Es lo que el apóstol Pablo escribió hace 2000 años atrás hablando de las olimpíadas griegas.

¿Cómo estás jugando el partido de la vida? ¿Vas ganando, vas perdiendo? ¿Estás enfrentando cada día como si fuera una final? ¿Estás cuidando tu espíritu, absteniéndote de aquello que te contamina, y te puede sacar de la cancha? ¿Estás ejercitando tus músculos espirituales para ganarle el partido a las dificultades?

Orá así: Padre, reconozco que no me he entrenado lo suficiente como para enfrentar a mi adversario el diablo, quien ya conoce mis debilidades. Hoy decido jugar el partido tomado de tu mano, reconociendo que te necesito. Voy a alimentarme de tu Palabra, a abstenerme de lo que me contamina, a caminar en las fuerzas de tu Espíritu, a fin de obtener el supremo premio prometido. En el Nombre de Jesús, amén.

¡Bendecido Lunes!

 

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