Un relato en el Expositor Bíblico, cuenta que hace muchos años, estando predicando en una aldea a mucha distancia de la estación de la misión, un misionero habló a sus oyentes de la fidelidad de Dios en sus respuestas a la oración.
En aquella aldea vivía una niña huérfana que se hallaba en un estado de indigencia total y no podía esperar más que la esclavitud en el futuro. La pequeña había oído que en la estación de la misión había una escuela en la cual cierto número de chicas habían hallado cobijo y cuidados. Así que pidió al misionero que se la llevara con él.