Cuando damos desde la lástima, siempre estaremos buscando una razón de peso para dar y por lo general seremos generosos únicamente con aquellos que se encuentran en necesidad.
Cuando damos desde la gratitud no buscamos razones, damos porque sabemos que lo que hemos recibido no ha sido por nuestros méritos sino por gracia. Lo mismo pasa cuando tenemos que dar perdón, tiempo, amor o ánimo. Es probable que seamos tentados a pensar que ciertas personas no necesitan los que nosotros podemos ofrecer, amor, tiempo, perdón... etc.
Pero es justo en esos momentos cuando la generosidad se vuelve más significativa, cuando dar implica un sacrificio, lo que damos no solo bendice a alguien más, sino que también nos transforma.
Dar no siempre será un acto fácil, generalmente este implicara mucho esfuerzo y sacrificio y es ahí cuando se vuelve significativo. Cuando Jesús entregó su vida por nosotros, no fue algo fácil para él, de hecho, él le pidió a su padre que si era posible que pasara de él esa copa.
Entregar su vida por los pecados de la humanidad no era algo JUSTO y si somos sinceros tampoco lo MERECIAMOS, aun así, él se entregó como un acto de amor y gracia por nosotros.
En la mayoría de las ocasiones la generosidad no será fácil, y será en esos momentos cuando necesitaremos recordar LA GRACIA que nos fue dada en la cruz, esta nos ayuda a dar a los demás independientemente si la persona lo merece o no.
Perdonar, amar, comprender o aceptar será actos de generosidad que siempre van a requerir GRACIA. Ser generosos más allá de la necesidad nos mostrara lo vulnerables que somos, pero también lo fuertes que podemos ser.
Bendecido Jueves!!!!
