La palabra de Dios dice en Salmos 5:3 “Señor, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré ante Ti y esperaré”.

El rey David, aunque estaba sumamente atareado, sabía que lo más importante era presentarse cada mañana ante Dios, para poner en Sus manos su extensa agenda, y llevar a su nación a una época dorada.

Haz lo mismo, cada mañana dile al Señor “te necesito”, espera en Él, con la seguridad que te escuchó. No permitas que la ansiedad domine tu vida, porque a Su tiempo, verás la respuesta del Señor, quien siempre premia la fe.

Ora así: Padre Dios, reconozco que me cuesta mucho esperar, pero doy lugar a la fe y espero en Ti. Enséñame a vivir confiado esperando en tus tiempos y no dominado por mis urgencias. Te lo pido en el Nombre de Jesús, amén.
¡Bendecido Domingo!