La verdadera grandeza se encuentra en la humildad y el servicio, tal como nuestro Señor Jesucristo nos enseñó.
Proverbios 11:2 nos dice: "Cuando la arrogancia entra, la desgracia lo acompaña, pero la sabiduría está con los humildes." Filipenses 2:3-4 también nos exhorta: "No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos. Cada uno debe velar no solo por sus propios intereses, sino también por los intereses de los demás."
Recordemos que el poder y la autoridad son dones de Dios, y debemos usarlos con responsabilidad y humildad.
Al llenar nuestros corazones con la sabiduría y el amor de Jesús, evitamos que el poder se convierta en una trampa para nuestro ego y la bendición de generaciones. ¡Ay de aquellos que gobiernan sin el temor del Señor!
Cuando los gobernantes se alejan de los principios éticos y de justicia que Dios nos enseña, la sociedad sufre las consecuencias.
La ausencia de Dios en el liderazgo puede llevar a la injusticia, la opresión y la división.
Sin embargo, como creyentes, tenemos el poder de orar por nuestros gobernantes y líderes, pidiendo que encuentren la sabiduría y el discernimiento divinos para tomar decisiones justas de acuerdo a la Palabra de Dios.
Pastor Miguel Arrázola, Cartagena, Colombia