Pero las Escrituras nos revelan que no estamos atados a nuestro pasado (1Pe 1:17). Días atrás hablamos de la importancia de poner fundamentos y comparamos la construcción de los hogares con la edificación de casas. Bueno, sigamos la idea para ganar claridad.
Es en el living donde una familia se reúne y planea, buscamos una visión clara de cómo edificar familias que sean de bendición para todos sus integrantes y glorifiquen a Dios. En la cocina, se da la práctica. Es en ese ambiente donde se “cocinan” los temas que se hablan. Es un lugar de acción. Valoramos la reflexión y los tiempos de diálogo, pero no nos quedaremos solo en eso, sino que pondremos en práctica lo hablado.
Si en el living pensamos, en la cocina actuamos. En la sala buscamos la visión, en la cocina la preparamos. Definimos la receta que pondrá el alimento que solidificará mi familia y le proveerá los nutrientes para que juntos seamos ese tipo de familia que queremos ser. Es la responsabilidad de todos. De los conductores de la casa un poco más.
Hoy elegimos un pasaje fuerte, para recordar claramente la responsabilidad de poner en la mesa lo que alimenta. Cuidado que no hablamos solo de cosas materiales, sino mucho más de aquellas que son invalorables.
¿Debemos proveer el alimento material? Es una responsabilidad de los padres hacerlo y lo digo conociendo que en muchas ocasiones es muy difícil. He pasado por eso. Conozco la preocupación y ansiedad de llenar la mesa, pero tenemos que ver más allá y pensar en las provisiones espirituales y emocionales las cuales son tanto o más importantes que las anteriores.
En práctica
¿Te animas a escribir cinco ingredientes que no deben faltar en tu receta, para lograr tener una familia sólida?
