Y ahora, amados hermanos, concéntrense en todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo bello y todo lo admirable. Piensen en cosas excelentes y dignas de alabanza. Filipenses 4.8.
A un joven ciego su terapeuta le aconsejó escribir en un cuaderno todos los motivos por los que estaba agradecido cada día, el tiempo para realizar esta tarea era un mes. Finalizado el plazo, llevó a la sesión cuatro cuadernos completos. Unos ejemplos de los agradecimientos que escribió son: “gracias porque me puedo bañar con agua calentita”, “gracias por el calor de sol”, “gracias por la brisa de las tardes”.
Lo asombroso de este testimonio es que aprendió a valorar cada detalle.
La realidad es que las temporadas de prueba pueden convertirse en tiempos de frustración, o de crecimiento. El determinante es nuestra actitud.
Pueden ser tiempos de crecimiento porque cuando aprendemos a ver, valorar y agradecer lo que tenemos, es entonces cuando estamos preparados para que se nos confíe más.
Mateo 25.23 dice: Su Señor respondió: “¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! En lo poco has sido fiel; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu Señor!
ORACIÓN: Señor, sabemos que tus bendiciones nos persiguen, ayúdanos a verlas, a valorar todo lo que haces, a ser agradecidos en todo tiempo. No queremos ver esta temporada como un tiempo difícil, sino como un tiempo de crecimiento, en el nombre de Jesús, Amén.
