No estoy capacitado, pero Dios me llamó...

Me encuentro, a menudo, con personas que se sienten poca cosa para servir al Señor, entonces este consejo para esos cristianos que se subestiman tanto. Cuando se le convoque para predicar, para integrar una comisión, para dirigir una célula de estudios bíblicos o asumir cualquier responsabilidad en la iglesia, no piense que Dios lo está llamando por sus capacidades. Piénselo al revés: que el Señor lo está convocando precisamente porque usted tiene debilidades. Y eso lo obligará a depender por completo de Él.

 

Y depender de Dios con humildad —y no confiar en nuestros talentos— es la verdadera garantía del éxito. Sentirse inadecuado (como me sentí yo cuando el Dr. Luis Palau me invitó a ser parte de su equipo) genera temor, claro que sí. Pero es precisamente esa sensación de pequeñez la mejor condición para avanzar en los proyectos del Señor.
 
¿Suena raro, verdad? Es que muchas cosas en la Viña del Señor son contrarias a la lógica humana. El Reino de Dios nos invita a pensar al revés del mundo. Siempre digo que tenemos que aprender a nadar contra la corriente.
 
Aquí van algunos ejemplos:
Antes creíamos que el que nos ofendía debía recibir una ofensa mayor. Ahora aprendimos a poner la otra mejilla (Mateo 5:39).
Antes queríamos ser los primeros. Ahora, el que quiere ser grande debe hacerse servidor de todos (Marcos 10:44).
Antes acumulábamos tesoros en la tierra. Hoy nos enfocamos en acumularlos en el cielo (Mateo 6:19-20).
Antes amábamos solo a quienes nos amaban. Hoy, por mandato de Cristo, también amamos a nuestros enemigos (Mateo 5:44).
Y siempre repito que a los que arrastra la corriente... son los peces muertos.
 
Cuando Abraham recibió la promesa de que tendría un hijo, lo único que veía eran sus propias limitaciones. ¡Tenía noventa y nueve años! (Génesis 17:1-2). ¿No le costaría a usted también creer una promesa así? Y sin embargo, "no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo ya muerto... sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios", dice Romanos 4:19-20.
 
Dios parece deleitarse en escoger a quienes no ven en sí mismos ningún mérito ni aptitud. Porque así, todo el crédito y toda la gloria son para Él. “Lo necio del mundo escogió Dios para avergonzar a los sabios... y lo débil del mundo escogió Dios para avergonzar a lo fuerte” (1 Corintios 1:27).
 
En este mismo momento, yo también me siento falto de recursos y sabiduría para una tarea honorífica que me han ofrecido. Pero hay algo que me da paz: Dios no se equivoca cuando elige.
 
Así que, por favor, saque para siempre de su vocabulario el “No puedo”, “No soy capaz”, “Elija a otro”. Si Dios lo llamó, avance, acepte, confíe. Él no busca a los más fuertes, busca a los más dependientes.
 
Y recuerde esta promesa que lo sostiene todo: “Fiel es Dios, que los ha llamado, y cumplirá su propósito en ustedes.” (1 Tesalonicenses 5:24, paráfrasis)
 
Dicho en otras palabras: Dios no solo lo llama… también le dará la fuerza, la sabiduría y los recursos para cumplir lo que le ha encomendado.
Un viejo dicho afirma: Él no llama a los capacitados. Él capacita a los que llama.
Si Dios le abrió una puerta, no tema. Atrévase a cruzarla. Porque el que lo eligió, caminará con usted.
 
Por Marcelo Laffitte

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