Alguien que logró conquistarse a sí mismo, su historia, su pasado, sus genes de fracaso y este hombre se llamaba Josué hijo de Num. La mayoría de nosotros lo conocemos así, su nombre significa Salvador, pero cuando puedes leer la genética de Josué, su apellido sería de la aflicción, de la angustia. Nadie quiere estar con el que está en angustia, triste.
Dios le habló, le pidió que se esfuerce y sea valiente, que guarde la palabra que le enseñó Moisés, que no se aparte de ella a diestra ni a siniestra, para que tenga éxito.
Nútrete de la palabra, estúdiala y luego aplícala, para que tu identidad sea transformada.
Para ser conquistador, hay que servir, es el carácter de Jesús, “vine para servir” dijo.
En el servicio vas a encontrar el honor de ser parte y servir, vas a encontrar sillas limpias, baños limpios, alguien te llamó, no importa lo que sea que hagas para Dios, sino el corazón para servir.
No es el título que hayas logrado en esta tierra sino el corazón para servir el que hace la mente diferente, y allí honramos al Señor.
Josué el servidor, meditaba en la palabra, tenía la mente de conquistador y él no quería apartarse de la presencia de Dios “Quiero caminar en Tu presencia dijo”.
Éste Josué, Dios lo levanta, luego de la muerte de Moisés, para una nueva etapa para la nación. Necesitamos gente así en nuestro país, nunca hemos estado tan unidos, creo que va a ser un tiempo poderoso para Argentina.
Nuestro Dios hará prosperar nuestro camino y todo saldrá bien.
¿Cómo cambias? porque has logrado conquistarte
Josué encontró el secreto: la presencia de Dios, la palabra y un corazón para servir, y eso lo llevó a poder hacer locuras, porque la fe te hace hacer cosas irracionales.
¿Cómo puede ser que pueda hacer lo que hicieron en Josué 6?
Dios le habló y le contó su estrategia, les dijo que para conquistar Jericó debían ir seis días caminando con el arca con trompetas y el séptimo día darían siete vueltas, y tocarían la trompeta y todo el pueblo debía gritar y cuando griten, los muros iban a caer.
Si te dicen a vos camina, ¿qué vas a decir? está loco. ¡Como creer que esos muros iban a caer! Josué creyó, porque había visto que Dios sigue haciendo locuras para los hombres.
Y todavía hoy sigue haciendo milagros, es el mismo de ayer de hoy y de por los siglos.
Josué dijo, si Dios dice, yo lo hago, yo le creo.
Entonces, cuando el pueblo escuchó el sonido de las bocinas, cada uno gritó y tomaron la ciudad, porque los muros habían caído.
La batalla más grande que tenemos que librar, es contra nosotros mismos, nuestra lógica, nuestro orgullo.
El mismo Dios que derrumbó esos muros, es el mismo Dios que está logrando la unidad de tu matrimonio, la justicia que esperas, la sanidad para tu cuerpo, o el que te ayudará a pagar esa cuenta que tanto te preocupa.
Cuando hay un pueblo que ama a Dios, adóralo, satanás no puede soportar nuestra adoración.
Cuando adoras, y tu corazón está conectado con el Espíritu Santo, los demonios se van y ¡verás la Gloria de Dios en tu vida!
Pastor Robert Acosta Centro Cristiano de Avivamiento, Resistencia, Chaco, Argentina
