La palabra de Dios dice en el Salmo 18.2 LBLA: “El Señor es mi roca, mi baluarte y mi libertador; mi Dios, mi roca en quien me refugio; mi escudo y el cuerno de mi salvación, mi altura inexpugnable”.

El contexto de este salmo es cuando el David fue librado por Dios de Saúl y todos sus enemigos, que lo buscaban para matarlo.
Salta a la vista la efusividad de sus palabras cargadas de gratitud, de pasión y amor por su Dios. Su expresión es la de alguien que experimentó en carne propia ser librado y rescatado por el Señor. Sus palabras no son desde la teoría, sino desde lo vivencial.
Desde su corazón, David describe algunas características y atributos de Dios que son maravillosos y reconoce su dependencia del Señor.
Para David estás características del Señor son reales porque él las vivió, estas palabras nos dejan enseñanzas claras para todos nosotros. Cuando nos sentimos débiles, El Señor es nuestra fortaleza.

Cuando estamos en situaciones que nos mueven, el Señor es nuestra roca. Cuando nos sentimos desprotegidos, el Señor es nuestro baluarte.
Cuando estamos atrapados en alguna situación que nos incomoda, el Señor es nuestro libertador.
Cuando estamos indefensos, el Señor es nuestro escudo.

Cuando estamos perdidos, el Señor es nuestra salvación.
Cuando nos persiguen los enemigos, el Señor es nuestro refugio.
Créelo, decláralo y vívelo en este día, Dios es el que todo lo suple.

Bendiciones.
Pr. Jami Sosa Centro Cristiano Puerta Abierta, Sáenz Peña, Chaco, Argentina