Éxodo 33.11: “El Señor le hablaba a Moisés cara a cara, como quien le habla a un amigo. Cuando Moisés regresaba a campamento, su siervo Josué hijo de Num, no se alejaba de la carpa”.
Josué fue un joven apasionado por la presencia de Dios, nunca se apartaba del lugar donde Dios hablaba con Moisés.
Cuando estamos apasionados somos capaces de las más grandes hazañas, el novio apasionado es capaz de pasar noches sin dormir por estar con su novia y después salir a trabajar arduamente para darle un buen futuro. El hincha de fútbol gasta su dinero y su tiempo por ir a alentar a su equipo favorito. Ser apasionados es tener interés desmedido por algo, un deseo ferviente. Es un sentimiento que viene de lo más profundo del ser, además la pasión se contagia a otros.
Cuando estamos apasionados por Dios, nuestra obediencia llega a ser espontánea. Le decimos al Señor: Tu deseo es una orden para mí.
La persona apasionada invierte horas por ver realizado lo que es su pasión, no se da por vencida, da todo lo que tiene por la causa en la que cree, ser apasionados por Dios es vivir de esa manera, dando todo por amor a Él.
Josué fue un apasionado por la palabra de Dios, no se apartó de su boca el libro de la ley y medito en ella de día y de noche. ¿Cuánto nos apasiona escuchar la palabra del Señor?
Siempre estuvo determinado a cumplir la voluntad de Dios, hacía conforme a lo que el Señor dijo.
Ya siendo anciano volvió a mostrar su pasión por Dios enfrentando a todo el pueblo y dejando en claro sus convicciones, dijo: " Pero yo y mi familia serviremos al Señor." Josué 24:15. Activa hoy la pasión por escuchar a Dios y hacer conforme a su palabra.
Pra. Alicia Neumann, Centro Cristiano Puerta Abierta, Sáenz Peña, Chaco, Argentina
