Aprende a Detenerte

No solo es posible cargarnos con lo que el mundo coloca en nuestra espalda, sino que también podemos hacerlo cuando no manejamos sabiamente lo que el mismo Dios pone en nuestras manos.
 
A veces, nos perdemos tanto en el hacer, en plasmar nuestro sello de excelencia para Dios, sin percatarnos de que en el “tanto hacer” estamos perdiendo “el ser”, ser en Dios.
 
Cuando permitimos que esto suceda, es entonces cuando nos abrumamos y nos perdemos en el estrés de la vida, rechazamos la formación, crecimiento y aprendizaje que cada experiencia busca otorgarnos, porque estamos tan ocupados en la actividad, que detenernos a ver el propósito nos parece una pérdida de tiempo. ¡Cuán equivocados estamos!
 
Más que el hacer, a nuestro Padre le interesa que seamos, que comprendamos nuestra asignación y con gran amor la llevemos a cabo. Él quiere que tengamos claro que fuimos creados con un propósito, no para simplemente sobrevivir o caminar sin rumbo definido.
 
En medio de esto, es vital aprender a detenernos y hacer una pausa.
 
Una pausa que nos permita evaluar nuestros pasos, revisar nuestras prioridades y aclarar nuestro enfoque; que nos permita reconocer lo que nos toca hacer, y dejar a Dios hacer lo que le toca a Él.
 
Una pausa que nos afirme en la excelencia, pero ahora no desde la rigidez de un corazón que no quiere fallar ante humanos, sino ante la rendición de un alma que dice "Señor, úsame para tu gloria, aún cuando esto signifique un fracaso ante el mundo".
 
Ten la certeza de que todo lo que Dios coloca en nuestras manos, es porque tenemos la capacidad de llevarlo a cabo, siempre y cuando nos fortalezcamos en Él. Cuando nos afanamos, es porque no estamos entendiendo el asunto.
 
Aprende a detenerte, a hacer una pausa que te afirme en el propósito de Dios para ti.
Que un bonito día 

publiinfoqom

Suscríbete a nuestro boletín de novedades

Te vamos a comunicar lo más destacado.
Solo una vez por semana te enviaremos notas seleccionadas de nuestra web.