«Nunca nos damos por vencidos. Aunque nuestro cuerpo está muriéndose, nuestro espíritu va renovándose cada día. Pues nuestras dificultades actuales son pequeñas y no durarán mucho tiempo. Sin embargo, ¡nos producen una gloria que durará para siempre y que es de mucho más peso que las dificultades! Así que no miramos las dificultades que ahora vemos; en cambio, fijamos nuestra vista en cosas que no pueden verse. Pues las cosas que ahora podemos ver pronto se habrán ido, pero las cosas que no podemos ver son eternas.» 2da Corintios 4: 16-18
Pocas personas pasaron por tantas torturas y adversidades como el Apóstol Pablo. Por eso tenía autoridad espiritual para decirte dónde poner la mirada cuando vienen aflicciones.
No te des por vencido. Tu fe puede cambiar las circunstancias, creyendo en Sus promesas, caminando en Su propósito, sin detenerte ante los problemas, confiando que todo lo que estás soportando es una preparación para los días gloriosos venideros.
Aunque tu cuerpo sienta el desgaste y cansancio, tu espíritu se renovará.
Ora así: Padre Dios, decido caminar de acuerdo a tus planes, dejando de mirar mis problemas que me quitan las fuerzas, y me renuevo en el poder de tu Espíritu, viendo en fe la salida. En el Nombre de Jesús, amén.
¡Bendecido Miércoles!