Salmos 41: 1-3 ¡Qué alegría hay para los que tratan bien a los pobres! El Señor los rescata cuando están en apuros, los protege, los mantiene con vida, los prospera en la tierra, los atiende cuando están enfermos y les devuelve la salud.
Si estás ante una persona con necesidades materiales, de salud, familiares, vicios, soledad; no la esquives, porque ayudarla será una inversión en el reino de los Cielos, un depósito en tu cuenta espiritual, que dará abundante frutos, protegiendo tu vida, prosperando tu economía, sanando tu enfermedad, rescatándote cuando estés en apuros.
Ora así: Padre Dios, recibo tu consejo, y me detendré sensiblemente ante el necesitado, de la misma manera que Tú, por tu gracia y misericordia, abres tus manos con generosidad sobre mi vida. En el Nombre de Jesus, amén.
¡Bendecido Domingo!