Hay textos bíblicos que, de tanto leerlos, se vacían de contenido. Uno, que hemos leído hasta el cansancio (y practicado muy poco), es “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.¿Y cómo se ama a la gente? Con hechos concretos. Con ayudas, con beneficios, con actitudes que generan aportes reales hacia quienes los necesitan.