Llorando angustiadamente recordaba al Señor cada pregunta que hice en el mismo lugar por salud, o ayuda ofrecida, cada pedacito de comida compartido o cada oración hecha a Él por alguna situación en especial, entonces Su inconfundible voz me dijo “¿te arrepientes?”
Te arrepientes de haber orado, de haber dado una palabra de aliento, un abrazo, y tantas cosas materiales, cuando muchas veces era escaso tu sueldo. Pero siempre hubo para otros, siempre compartiendo, siempre cuidando y tratando de que otros se sientan mejor.
Y Su pregunta fue tan clara y contundente: “¿te arrepientes?” la respuesta fue, No Señor, no me arrepiento…
Entonces ganaste, ellos hablan y vos confiás en el Señor. Ellos calumnian, vos sembrás amor y esperanza, sembré y sembré. Entonces, has aprendido a ser como es Él.
Ante un nuevo día de humillaciones, la oración ante Dios, además de llena de lágrimas fue “Jesús, ¿cómo hiciste ante Pilatos cuando te calumniaban y mentían sobre vos?, ¿cómo hiciste Señor…?
Su dulce voz nuevamente “eres Bienaventurado, cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros”.
Rápidamente vino mi pregunta, ¿qué es ser bienaventurado?: Ser bienaventurado significa ser feliz, una persona alegre que vive en Dios y por Dios, dice Don Google
Y eso coincide con la necesidad de dejar de llorar, de perdonar y de que hoy es un nuevo día para: "Entrad por sus puertas con acción de gracias, Por sus atrios con alabanza; Alabadle, bendecid su nombre" como dice Salmos 100:4.
Aún no vemos como termina la historia, no vemos el cuadro completo, pero ante esta situación, hemos ganado porque hemos estado con Dios, esta prueba fue su secretaria para acercarnos a Él.
De la redacción de Encendidosporelespiritu.com