Cuando hablo con Dios cada día, una de las cosas que le pido es esta: “Señor, revélame las claves del Reino”. Con eso le estoy pidiendo que me muestre las verdades profundas del Evangelio, porque si bien es cierto que todo en importante en la Biblia, hay cosas que son claves y que nos hace muy bien entenderlas.
Así que en esos encuentros con Dios trato de incorporar tres cosas:
1) Entender lo que a Él le gusta, para luego hacerlo.
2) Enterarme de lo que no le gusta, para evitar hacerlo.
3) Aprender sobre las promesas que ha dejado escritas para aferrarnos a ellas cuando haga falta.
He notado que una de las cosas que le gustan mucho es que le pidamos aquello que necesitamos. Y lo repite varias veces. La expresión que más me agrada sobre este tema de pedir y recibir lo encuentro en 1 Juan 5: 14, 15: “Y esta es la confianza que tenemos en Él, que, si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, Él nos oye. Y si sabemos que Él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que TENEMOS las peticiones que le hayamos hecho”.
Es indudable que quienes leemos la Palabra nos damos cuenta que la centralidad de todo esto, la médula del Evangelio es haber recibido a Cristo, haber entregado nuestra vida y vivir en su voluntad. Y de paso digámoslo: esta es la condición para ser receptores de aquello que le pidamos.
He advertido también que una de las cosas que a Dios no le gusta –y que mucha gente ignora- es que sus hijos, usted y yo, se sientan bien por lo que hacen y no por lo que son: hijos de Dios. Aunque suene tan simple, esta es una de las claves del Reino que el Señor nos revela en su Escritura. Porque si la incorporamos a nuestra vida nos traerá una liberación muy grande.
Dicha esta clave de otra manera: muchos se autovaloran por lo que hacen para Dios (incluso hay pastores que califican a los miembros por lo colaboradores que son cuando en realidad la cosa es al revés: debemos sentirnos gozosos y realizados por lo que Cristo hizo en nosotros.
Si se logra entender esto, mucha gente, que se siente atormentada creyendo que Dios no está feliz con ella porque hace poco o porque hace mal ciertas cosas, será liberada de una manera maravillosa.
¿Y qué hizo Cristo en nosotros? Nos recibió llenos de pecados, con una vida colmada de tinieblas y con el poder de su sangre todo fue limpiado. Y toda la injustica que teníamos adentro, Dios la convirtió en justicia.
¡Este sí que es un motivo para llenarnos de gozo! Y cuando se nos revela esto, servimos y hacemos para Dios como una añadidura.
¿Se da cuenta por qué considero a esto como una clave del Reino?